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Cazadores Recolectores y Pescadores costeros

Cazadores Recolectores y Pescadores costeros

Cazadores Recolectores y Pescadores costeros 2000 a.C. – 1550 d.C.

(Período Arcaico, Formativo y Desarrollos Regionales)

Ambiente y Localización

Habitaron la costa del norte de Chile, en el litoral de arreísmo absoluto que va desde Pisagua hasta Chañaral. Aquí se produce el enfrentamiento entre uno de los mares más ricos del mundo con uno de los desiertos más áridos. En toda esta extensión no hay ríos que logren cruzar la depresión intermedia, a excepción del rio Loa. La Cordillera de la Costa es bastante escarpada, alcanzando las mayores alturas del territorio chileno y se acerca al mar hasta el punto de dejar sectores sin playas. Esta barrera logra atrapar las neblinas o camanchaca que humedecen sus laderas, generando una vegetación de cactus, arbustos y hierbas, que sustenta animales como el guanaco, la taruca o ciervo andino, la chinchilla y otros roedores y aves.

Economía

Estos grupos tuvieron una economía de subsistencia basada en la caza, pesca y recolección de recursos marítimos, como moluscos, peces, mamíferos marinos y aves y con menor énfasis aunque complementario, de animales y vegetales terrestres obtenidos en la cordillera costera.. La captura del lobo marino como alimento fue una actividad prioritaria, aprovechando además sus huesos y especialmente sus cueros, los que cosían e inflaban para construir sus balsas. La navegación les permitió ampliar el radio de recolección de sus alimentos e incorporar nuevas presas (peces de mar abierto y cetáceos). Al mismo tiempo, la incorporación del cobre en la fabricación de anzuelos y otras herramientas otorgó mayor efectividad a la pesca, logrando de este modo una explotación más integral de los recursos marítimos. Su dieta era complementada con plantas cultivadas que obtenían por medio de intercambio con las poblaciones agrícolas del interior de la región nortina.

Arte

A través del contacto con los pueblos agrícolas y pastoriles de los valles y desiertos del interior, accedían a diversos objetos como cerámica, metales y finos tejidos de lana de camélido, mientras que ellos mismos fabricaban atuendos de pieles de aves marinas, adornos de plumas y objetos de concha, especialmente pendientes y cuentas de collar que intercambiaban con ellos. No obstante, fue en el arte rupestre donde alcanzaron su mayor expresividad, identificándose dos estilos, uno pintado y otro grabado. Entre las pinturas destaca un sitio en la quebrada de El Médano, al norte de Taltal, donde en un tramo de 10 km se encuentran centenares de dibujos de color rojo con representaciones de animales marinos, especialmente peces, cetáceos y tortugas, así como escenas donde se ve a hombres montados en balsas de flotadores de cuero de lobo cazando a estos animales. El otro estilo, conocido como Las Lizas, por la playa al sur de Chañaral, corresponde a grabados donde están representados principalmente peces, aparentemente ya pescados.

Organización Social

Se organizaban en pequeñas bandas familiares que se desplazaban a lo largo de la costa. A medida que perfeccionaban su economía marítima, su movilidad se fue reduciendo gradualmente y les fue posible organizarse en grupos algo mayores en torno a campamentos semipermanentes, especialmente en sectores de concentración de recursos, donde se reunían diversas comunidades que mantenían relaciones a través de alianzas políticas y redes de parentesco. La organización social al interior de cada grupo se mantuvo bastante igualitaria.

Culto y Funebria

Al interior de sus habitaciones disponían pisos selladores de argamasa fabricada con ceniza de algas marinas y agua de mar, preparados intencionalmente para tapar los cuerpos de sus difuntos. Junto a sus cabezas depositaban pigmentos rojos y como ofrendas disponían instrumentos y collares. Posteriormente comenzaron a aparecer grandes cementerios cerca de los campamentos, donde los cuerpos eran enterrados en fosas individuales, envueltos en ceñidas mantas que mantenían los cuerpos en posición flectada. Entre las ofrendas eran comunes los objetos característicos de otras culturas, obtenidos por medio de intercambio. Los contactos con el interior también trajeron la costumbre de inhalar plantas psicoactivas en contextos rituales.

Patrón de Asentamiento

En los momentos tempranos construyeron pequeñas hasta grandes aldeas de habitaciones circulares y semi subterráneas, aglutinadas en torno a un patio central común. Por lo general, se emplazaban en las zonas de desembocaduras de ríos y quebradas, con recursos de agua estables. Las habitaciones sirvieron como lugares de enterramiento y vivienda a la vez. Mantenían una movilidad importante a lo largo de la costa, estableciendo sus campamentos transitorios en pequeños abrigos rocosos cercanos a vertientes litorales, o con tolderías hechas con materiales fácilmente transportables. En tiempos del contacto con los europeos, los descendentes de estos antiguos pescadores construían sus “rucas” con pilares de madera de cactus o costillas de ballena, cubiertas con cueros de lobo marino y totora.

Historia

Estos cazadores, recolectores y pescadores costeros generaron por siglos una adaptación al ambiente que habitaban, logrando desarrollar una economía especializada que aprovechaba todos los recursos disponibles. Alrededor del año 2000 a.C., las poblaciones más nortinas comenzaron a desarrollar una agricultura incipiente, posibilitada por la existencia de los valles costeros. Las aisladas poblaciones de la costa arreica, en cambio, se mantuvieron al margen de estas prácticas agropecuarias, manteniendo y perfeccionando su modo de vida ancestral. La complejización social que se estaba llevando a cabo en el área atacameña, muy ligada al tráfico de bienes por medio de caravanas de llamas, trajo en estos tiempos fuertes influencias culturales a estos pescadores. Grupos del interior visitaban periódicamente la costa para intercambiar sus variados y ricos productos por pescados y mariscos secos, complejizando la cultura material de los costeños y agregando vegetales cultivados a su dieta. Hacia el año 1450 d.C., los conquistadores inka también se asomaron a las costas, entregando a sus pobladores ricos objetos de prestigio a cambio de pescado, mariscos y guano para usar de abono en sus cultivos agrícolas. En tiempos históricos, estas comunidades costeras fueron conocidas y descritas como changos o camanchacas. Actualmente se piensa que estas denominaciones más que identificar a un grupo étnico en particular, definiría más bien a una forma de vida tradicional de estos pueblos pescadores del litoral nortino, sin importar su identidad étnica.